Los Apóstoles reciben el Espíritu Santo en Pentecostés y anuncian "las maravillas de Dios" (Hch 2,11). Comunican a los nuevos bautizados, mediante la imposición de las manos, el don del mismo Espíritu. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha seguido viviendo del Espíritu y comunicándolo a sus hijos.

¿Qué ocurre en el Sacramento de la Confirmación?

El efecto de la Confirmación es la especial efusión del Espíritu Santo, tal como sucedió en Pentecostés. Esta efusión imprime en el alma un carácter indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal; arraiga más profundamente la filiación divina; une más fuertemente con Cristo y con su Iglesia; fortalece en el alma los dones del Espíritu Santo; concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana.

¿Quién puede recibir el sacramento de la Confirmación?

El sacramento de la Confirmación puede y debe recibirlo, una sola vez, aquel que ya ha sido bautizado. Para recibirlo con fruto hay que estar en gracia de Dios y formado debidamente (puedes ver los procesos catequéticos de la parroquia por tu edad en el apartado “Fórmate”).

El ministro originario de la Confirmación es el obispo: se manifiesta así el vínculo del confirmado con la Iglesia en su dimensión apostólica. Por eso es un sacramento que celebramos en la parroquia en tiempo Pascual (preferentemente)